Marzo 2014

Cuando hablo con la gente, ya sea católica, protestante, musulmana, atea y otros, escucho una y otra vez la afirmación: «Quién ha escrito la Biblia?, ¡pues seres humanos!» Por supuesto, los seres humanos han escrito la Biblia: los apóstoles y los profetas de Dios, inspirados por el Espíritu Santo.

La Biblia es un libro único y ha cambiado las vidas de millones de personas. Innumerables personas adictas a las drogas y a bebidas alcohólicas, depresivas, arruinadas y desesperadas han encontrado consuelo y respuestas a sus preguntas a través de la Biblia, han cambiado sus vidas y recibido una nueva base para sus vidas.

La Biblia consta de 66 libros y dos partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo testamento comienza por el Génesis, el nacimiento del universo y se ocupa de la caída del hombre, su distanciamiento de Dios y del nombramiento y la elección del pueblo de Israel como pueblo predilecto de Dios. En resumidas cuentas se puede decir que es la historia de Dios con Israel y la profecía sobre Jesús!

El Nuevo Testamento comienza con el nacimiento de Jesús como un ser humano, incluye el nacimiento de la Iglesia de Jesús, termina con el fin del mundo y el nuevo comienzo con retorno de Jesucristo. 40 personas han escrito la Biblia, pero se lee desde el principio hasta el final como si un solo hombre la hubiera escrito. Por qué? Pues, porque el Espíritu Santo las inspiró.

Los escritores eran profetas, pastores, médicos (Lucas), pescadores, etc. que vivieron en distintas épocas, aun así, su redacción es concordante como si se hubieran conocido. A veces me dice la gente que la Biblia seguramente habrá variado durante los siglos debido a las traducciones en diferentes idiomas. Cuando les pregunto qué es lo que ha cambiado, no tienen respuesta alguna, no lo saben. Por qué? Porque esta mentira pasa de generación en generación sin que se compruebe. He leído el Nuevo Testamento (NT) en varios idiomas y traducciones, pero apenas había diferencias y si las había era a lo sumo algo de poca importancia.

La mayoría de la gente no quiere leer la Biblia, pues hoy en día tiene la televisión y muchas distracciones por lo que hay excusas suficientes para no leer las Sagradas Escrituras. En 2 Timoteo 3.16-17 dice: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra». Empecé a leer la Biblia pensando: «Dios, esta es tu palabra, la entienda o no, me guste o no, la aceptaré como tu palabra». Entonces, empezó a darme respuestas y revelación a muchas preguntas.

Empieza a leer la Biblia sin prejuicios. Si no entiendes algo, no pasa nada, sigue. Cuando comes pescado no te comes las espinas, verdad? Cuanto más leas en la Biblia, más entenderás. Cambiará tu vida y tendrás una base para la misma.

La Biblia termina con una advertencia en Apocalipsis 22:19: “Y si alguien elimina alguna palabra en el libro de esta profecía, Dios quitará su parte en el árbol de la vida, y en la Ciudad Santa, sobre la que está escrita en este libro”. Dios maldecirá a cada uno que quiera cambiar su palabra en el Apocalipsis (libro de las Revelaciones). Cuánto más vigila toda su palabra?

He leído una historia maravillosa que me gustaría transmitirte: En un puesto de mercado, la vendedora leía la Biblia cuando no atendía a ningún cliente. Un cliente le preguntó por qué creía que esta era la palabra de Dios. Miró al cielo, señaló el sol brillante y dijo: Señor, puede demostrar que aquello es el sol? Si lo puedo demostrar? Esto es muy fácil, dijo el cliente. La mejor prueba de ello es que me da luz y calor. ¡Bien, eso es!, exclamó la vendedora. La prueba de que mi libro es realmente la palabra de Dios, es porque me da su luz y calor en mi interior.

Pídele al Espíritu Santo que te abra sus ojos para reconocer la singularidad de la Biblia.